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La COP30 y la era de la postnegociación. La importancia del mundo local en los acuerdos globales

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Foto COP30

Del 10 al 21 de noviembre del 2025 se celebró la 30ª Conferencia de las Partes (COP30) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) en Belém do Pará (Brasil). La conferencia coincidió con el décimo aniversario del Acuerdo de París, adoptado en diciembre de 2015 durante la 21ª Conferencia de las Partes (COP21) donde se fijaron tres objetivos que han guiado la agenda climática en la última década: mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 ºC, con esfuerzos para limitarlo a 1,5 ºC; incrementar las capacidades de adaptación y resiliencia; y alinear los flujos financieros con el resto de los objetivos del Acuerdo. Por tanto, se trató de un momento clave y altamente simbólico para la revisión del estado de consecución de estos objetivos y, sobre todo —tal y como se ha evidenciado en los últimos años—, para intentar incrementar el nivel de ambición climática.

Naciones Unidas ha querido destacar que el acuerdo de Belém, Mutirão Decision, permitirá impulsar la financiación climática, aunque finalmente se ha omitido la mención explícita a la hoja de ruta para la transición de los combustibles fósiles, lo que ha generado reacciones de preocupación entre las personas expertas.

Como puntos más positivos, según el Think tank internacional IDDRI dedicado al desarrollo sostenible, en Belém se destacaron logros respecto al Acuerdo de París que se empiezan a visualizar: una bajada de la curva de emisiones, la disminución de los costes tecnológicos, la consecución de niveles récord en la producción global de energías renovables y el aumento de las inversiones en energía limpia,  así como los beneficios y oportunidades económicos y sociales que la acción climática aporta. Sin embargo, se continuó destacando que aún queda mucho camino por hacer, y que es necesario que se amplíe y se acelere la ambición de forma urgente, ya que, de seguir como hasta ahora, el escenario es de superación del incremento del 1.5ºC de temperatura media global.

En cuanto al debate sobre el establecimiento de una hoja de ruta para el abandono de los combustibles fósiles (TAFF roadmap, en sus siglas en inglés), aunque la petición inicial fue firmada por 82 países, entre los que se incluye España, la oposición de otros bajo la influencia de los lobbies petroleros, provocó la imposibilidad de llegar a un consenso en las negociaciones,  y por lo tanto, finalmente, no ha formado parte del Mutirão Decision. La firme posición de la presidencia de la COP30, representada por André Corrêa do Lago, ha acabado convirtiendo la petición en una iniciativa que se quiere que sea dirigida por la ciencia y que sea trabajada de forma inclusiva, tal y como recoge el diari ARA.

Así, en la ponencia final, Corrêa do Lago, explicó que para definir esta hoja de ruta se convocarán diálogos de alto nivel y encuentros con países productores y consumidores. Los resultados de todos estos debates —incluida la primera Conferencia Internacional para la eliminación gradual de los combustibles fósiles, que se celebrará en abril de 2026 en Colombia— se presentarán en la próxima cumbre, la COP31, que tendrá lugar en Turquía. Por lo tanto, Brasil se erige en este contexto como líder del debate global sobre el futuro de los combustibles fósiles, con el anuncio de los procesos para la elaboración de dos iniciativas: una 'Hoja de ruta para la Transición de los Combustibles fósiles de manera justa, ordenada y equitativa'; y una 'Hoja de ruta para detener y revertir la deforestación'.

En definitiva, la COP30, deja otra vez la sensación de que hay adelantos, pero no suficientes, o no con suficiente apoyo y, sobre todo, no lo suficientemente rápidos o con la suficiente ambición para hacer frente a la transición que se requiere si todavía esperamos no superar el incremento de 1.5ºC. La naturaleza de las convenciones marco y las votaciones de los acuerdos por consenso de la mayoría tienen como efecto una falta de ambición. Un ejemplo, el que comentaba anteriormente respecto a la votación por la hoja de ruta por el abandono de los combustibles fósiles, donde se intuye que los lobbies se han aprovechado de este sistema de consenso para vetar los acuerdos, tal y como expresa Gisela Torrents, técnica de la Oficina Catalana del Cambio Climático en su perfil de Instagram donde hace un resumen de los resultados de la COP30.

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Infografia COP30

La gobernanza colaborativa, entre estados y la toma de decisiones consensuadas no es simple, cuando el reto es tan complejo, y aún menos en el escenario de polarización marcada y tensiones geopolíticas evidentes. Virar, todo un sistema económico capitalista y globalizado, no es tarea fácil, tal y como decía Francesc Mauri en el pódcast de CRÍTICO dedicado a la COP30.

Esta falta de ambición acaba abriendo la puerta al negacionismo y que la ciudadanía se convenza de que 'es demasiado complicado, si los que mandan no se ponen de acuerdo en que podemos hacer la sociedad, si las políticas que derivan me penalizan, como quieren que me añada, si yo ya sufro, como he de tener en cuenta en la comunidad o la globalidad…’ Premisas, que, con mucha razón desde un prisma individual, hacen ganar puntos a quien no quiere cambiar el statu quo. Pero el sistema se agota, no es sostenible. Por mucho que al crecimiento le pongamos la etiqueta, hay que empezar a incorporar palabras como 'decrecimiento' y 'desconstrucción', como decía Andreu Escrivà, ambientólogo y divulgador científico, al pódcast citado anteriormente. Tenemos todavía la oportunidad de hacer la transición justa. Marc Serra, presidente del Área de Acción Climática de la Diputación de Barcelona, afirma que es necesario un replanteamiento de las medidas climáticas para beneficiar a la mayoría social, y hacer mucho más accesibles las oportunidades de la transición a esta mayoría. Sólo así, incluyendo la sociedad desde el planteamiento hasta la implementación, se logrará que esta transición sea justa.

Como era de esperar por la coincidencia temporal, en la primera sesión plenaria del congreso Conama Local , celebrado en Viladecans este diciembre de 2025, titulada "¿Cómo hacemos realidad los compromisos?", se hizo un balance de los principales resultados de la COP30 con una valoración de su traslado al ámbito local. Iñaki Jauregui, responsable de proyectos estratégicos de la Oficina de Cambio Climático de la Generalitat de Cataluña comentaba: "Valorar la COP30 es un pulso entre lo que se ha podido avanzar con dificultad y lo que queda por hacer con urgencia". Sonsoles Letang, directora general de Cambio Climático y Calidad Ambiental de la Generalidad de Cataluña, destacó la importancia de aproximar a la ciudadanía a la acción contra el cambio climático a pesar del contexto político global desfavorable, y Marc Serra, presidente del Área de Acción Climática y Transición Energética de la Diputación de Barcelona, explicó la herramienta digital Municipios por el Clima.' , que permite visualizar el perfil climático de todos los municipios de la provincia, con la voluntad de que se convierta en el primer paso hacia el diseño de una política más amplia de presupuestos de carbono,[1] con el objetivo también de trasladar lo que se define a las COP en el territorio y en las políticas locales.

Precisamente, poco después de la COP30, el pasado 4 de diciembre el Parlamento de Cataluña aprobaba los primeros presupuestos de carbono de la historia, una herramienta de planificación de carbono vinculante pionera a nivel mundial.[2] Estos presupuestos fijan por primera vez un límite máximo de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para el periodo 2026-2030 y apuestan por un mecanismo de planificación y seguimiento de las emisiones que permite integrar los objetivos de la legislación sobre cambio climático en las políticas sectoriales y avanzar hacia la neutralidad climática.

Todo ello, movimientos de traslado de los acuerdos globales al ámbito local, que demuestran la importancia de este desescalado de las políticas globales para hacer frente al cambio climático, y que quizás ha sido más evidente en términos de adaptación, pero que indiscutiblemente también tienen impacto en términos de mitigación.

Para el equipo de investigación de IDDRI, entre los que se destaca Anna Pérez Català, que participó en la definición de la misión de Emergencia ambiental y climática del Compromiso Metropolitano 2030, entre los muchos resultados de la COP30, vale la pena destacar tres: un diagnóstico del estado del multilateralismo, la aparición de nuevas alianzas y un nuevo enfoque para acelerar la transición. Estamos entrando en una nueva fase llamada "la era postnegociación", centrada en el paso a la acción o la implementación, donde hay que ir incorporando el régimen climático a las dinámicas económicas reales y anclando las soluciones a las realidades de cada país. Desde el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB) siempre apostaremos por hacerlo de manera transversal entre sectores, de forma coordinada y colaborativamente a escala metropolitana.

 

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Imatge de la COP30

Para finalizar, quería destacar dos procesos lanzados en Belém en este sentido de colaboración y de construcción compartida de esfuerzos tanto dentro como fuera de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) con el fin de articular mejor la movilización de los actores clave, son la Misión Belém 1.5 y el Mecanismo de Acción de Belém para la Transición Justa. Ambos procesos quieren funcionar como plataformas políticas designadas para maximizar la participación "no-estatal", apoyando para que las transiciones necesarias puedan convertirse en más justas, reforzando la cooperación internacional, la asistencia técnica y la generación de nuevas capacidades y conocimiento compartido.

Desde la misión de Emergencia climática y ambiental del Compromiso Metropolitano 2030, continuaremos trabajando para generar, también en la escala local, mecanismos de colaboración y nuevas capacidades metropolitanas que permitan avanzar en la transición justa hacia escenarios globales más sostenibles y neutros en emisiones de carbono.

 

[1] Un presupuesto de carbono, presupuesto de emisiones, cuota de emisiones o emisiones permitidas es el límite superior de las emisiones de dióxido de carbono (CO₂) que se pueden emitir sin superar una temperatura media global específica. Un presupuesto de carbono también puede estar asociado con objetivos para otras variables climáticas relacionadas. Fuente: https://ca.wikipedia.org/wiki/Pressupost_de_carboni

[2]  La Ley 16/2017, de 1 de agosto, del cambio climático prevé establecer presupuestos de carbono para Cataluña. En este marco los presupuestos de carbono globales se definen como la cantidad máxima de GEI que puede emitir Cataluña entre 2021 y 2035 y por quinquenios (2021-2025, 2026-2030 y 2031-2035) con el fin de alcanzar el objetivo global de neutralidad climática. Por neutralidad climática se entiende que hay un balance cero entre las emisiones de GEI y su absorción a través de los imbornales. Fuente: https://canviclimatic.gencat.cat/web/.content/03_AMBITS/Comite_Experts_CC/Publicacions/CECC_2025_Resum-executiu_Proposta-de-pressupostos-de-carboni-per-a-Catalunya.-Periode-2021-2035.pdf